La acción coordinada SUSTOIL, financiada dentro del VII Programa Marco de la Unión Europea, fue puesta en marcha en 2008 y tiene prevista su finalización en 2010. En ella, la Universidad de Córdoba y otras 23 entidades de distintos países de Europa, entre las que se encuentran empresas y universidades destacadas en el tema, coordinadas por la Universidad de York (Gran Bretaña), ponen en común sus conocimientos obtenidos a partir de proyectos científicos. El propósito de la iniciativa es buscar un combustible limpio con el que mantener nuestro actual nivel de vida sin necesidad del petróleo.
Dentro de este contexto, un grupo de investigadores de la UCO, adscritos a la EBT Séneca Green Catalyst, SL, plantea la posibilidad de obtener biodiesel mediante distintos procesos con reacciones químicas y otras posibles rutas, e identificar los principales cambios tecnológicos para su desarrollo. En general, se pretende evaluar las posibilidades reales de nuevas rutas químicas para obtener, a partir de la agricultura, los productos químicos necesarios, de forma que “nos permitan mantener nuestra actual forma de vida, sin necesidad del petróleo, dado que este producto, a medida que comience a escasear, experimentará un aumento de precio, y finalmente desaparecerá”.
Diego Luna participa en SUSTOIL con su investigación en biodiesel
De hecho, “se prevé que los combustibles de los vehículos a motor sean uno de los primeros productos negativamente afectados por la previsible escasez del petróleo”, advierte Diego Luna. Para su sustitución se vaticina el empleo del bioetanol (alcohol que se obtiene de diversos cereales, para usar en motores de gasolina) y del biodiesel, un producto obtenido de aceites y grasas para hacer funcionar los motores diesel. En este ultimo caso, la producción de biodiesel genera una serie de problemas colaterales, como es la generación de grandes cantidades de glicerina, que ha llegado ya a constituir un residuo industrial, que necesita su gestión como tal.
Enzimas patentadas
Así, dentro de las actuaciones de SUSTOIL, los investigadores de la Universidad de Córdoba se ocupan de la evaluación de los diferentes procesos actualmente conocidos para la obtención del biodiesel de segunda generación. En la institución cordobesa, en el marco de su investigación, se ha puesto a punto una tecnología de este tipo que emplea lipasas pancreáticas (enzimas) del cerdo que permiten producir biodiesel a partir de aceites y etanol, ambos de origen agrícola. Este método está patentado.
Esta enzima, ya inmovilizada y unida a un sólido inorgánico, permite su repetida utilización durante un periodo de funcionamiento óptimo de uno o dos meses sin generar ningún tipo de contaminante. De esta forma se evita el empleo de sosa y la necesidad de lavar con agua el biodiesel para eliminarla antes de ser empleado más tarde como combustible.
En dicho proceso se consigue que el biodiesel incorpore la glicerina, procedente de la degradación digestiva de los lípidos. De este modo, se da salida a un subproducto incómodo de gestionar y que presenta excedentes en el mercado.
Además, los investigadores andaluces ya han diseñado y construido una planta piloto para la producción de este combustible a partir de aceites usados y residuos de grasa animal. Está ubicada en el campus de Rabanales y producirá unos 6.000 litros diarios. “Tan sólo faltan algunos trámites para ponerla en marcha”, asegura Diego Luna.
Impulso a la Biorefinería
El principal objetivo del proyecto europeo SUSTOIL es el desarrollo de los denominados sistemas avanzados de biorefinería, con los que sea posible el crecimiento sostenible del sector del biodiesel, asegura Diego Luna, miembro del equipo de la Universidad de Córdoba (UCO) que participa en esta iniciativa. El concepto de biorefinería se define como una unidad, integrada por diferentes industrias, que utilizan la biomasa como materia prima para la consecución de biocombustibles y una amplia variedad de productos químicos, energéticos y materiales, mediante el uso de nuevas tecnologías. La biomasa es un concepto amplio que integra cualquier producto, subproducto o residuo obtenido de la agricultura
En concreto, en dicha acción coordinada se evalúan dos posibles alternativas: la obtención de otros productos (polímeros y plásticos) a partir de esta glicerina residual, o la producción de los llamados biodiesel de segunda generación. Así se denominan los biodiesel que no generan glicerina, porque la integran en el propio biocombustible.
En proyectos como éste, incentivados por la Unión Europea, un elevado grupo de universidades y empresas de base tecnológica (EBTS), intentan realizar un esfuerzo de anticipación para conseguir estar lo mas preparado posible ante estos futuros escenarios, para que, “conforme sea necesario para la obtención de los productos deseados, esté prevista la tecnología alternativa a la actual petroquímica”, indica el profesor cordobés.
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