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sábado, 14 de mayo de 2011

Estudiar los terremotos ayuda a prevenir sus devastadoras consecuencias






El terremoto que ha sacudido la localidad murciana de Lorca tiene su origen en la Falla de Alhama de Murcia, uno de los muchos accidentes tectónicos que forman parte del pasado geológico de la Cordillera Bética. La provincia de Granada cuenta también con un gran número de fallas activas en su territorio. Aunque ambas provincias se sitúan en la confluencia de las placas tectónicas euroasiática y africana, el comportamiento de estas fallas difiere. Así lo ponen de manifiesto los estudios realizados sobre los fenómenos sísmicos y sus causas que afectan al Este y al Sureste de la Península Ibérica.

Texto: Luz Rodríguez Herrera

Tras el fuerte terremoto de Lorca es lógico preguntarse sobre qué puede pasar en la cercana provincia de Granada, considerada una de las zonas sísmicas de la península y donde se han registrado, en el pasado, movimientos sísmicos de graves consecuencia para la población. Para el doctor en Geología, profesor titular de la Universidad de Granada y actualmente profesor de Investigación del CSIC en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, Carlos Sanz de Galdeano, “es diferente lo que hay en la zona de Lorca que lo que hay en Granada. En Lorca son unas grandes fallas de dirección NNE-SSE que llegan prácticamente desde Alicante hasta el Cabo de Gata. En nuestra provincia hay numerosas fallas pero las más activas son sobre todo de dirección NNW-SSE. Los dos juegos de fallas responden a un mismo sistema que viene a acomodar lo que es la compresión entre África y Europa. Las de Lorca, son fallas de desgarre sinistrorso, es decir, de movimiento relativo de los bloques hacia la izquierda; en Granada son fallas normales, con desplazamiento en vertical”.

El profesor Sanz de Galdeano acaba de publicar junto a José A. Peláez (Universidad de Jaén) el libro Fallas activas de la Cordillera Bética (Editorial Universidad de Granada) donde se ofrece un conocimiento general de las fallas activas existentes desde el Levante hasta Cádiz y donde se concentra la mayoría de la actividad sísmica de la Península. En principio, según este experto, los terremotos que se pueden esperar son mucho menores que los que se han producido en Japón, en China o Nueva Zelanda, ya que las fallas en Granada tienen longitudes muy inferiores a las de estos países. Por tanto, la zona de posible ruptura es menor. En el peor de los casos, se pueden esperar terremotos de 6,5 grados o poco más, en la escala de Ritcher. “Lo primero sería distinguir entre magnitud e intensidad. La magnitud está relacionada con la cantidad de energía liberada y la intensidad está además relacionada con la distancia y otras características (como el tipo de roca). En el terremoto de Japón se produjo una elevada liberación de energía que aquí no llegó por la gran distancia. ¿Qué ha pasado en Lorca o en los años 50 en Agadir? Pues que se ha producido un terremoto moderado en magnitud, pero muy cerca, por tanto la intensidad no se ha amortiguado. Desde luego, un terremoto de magnitud superior a 7, en la Cordillera Bética, no es de esperar, pero sí puede provocar destrozos como los que estamos viendo en Murcia”.

La cercanía a la región de Murcia ha provocado que los granadinos se pregunten con inquietud si es posible que los movimientos sísmicos que se están produciendo en esa zona tengan “un efecto rebote” en Granada, a lo que Sanz de Galdeano responde: “Estas fallas, murcianas y granadinas, forman parte del mismo sistema de esfuerzos de la región, geodinámicamente hablando. A veces ocurre que hay un premonitorio o varios que desencadenan el terremoto y luego hay una serie de acomodaciones. Nada impide que en una región no muy lejana, se produzca otro, esto es posible. Hay zonas como la de Granada en las que, estadísticamente, tenía que haberse producido un medio susto. Son tantas las variables que somos incapaces de pronosticar cuándo se producirá”.

Los sectores sísmicos de Granada

En Granada existen cuatro sectores donde se concentran la mayoría de la actividad sísmica de la provincia. Un primer sector abarca a la Vega de Granada, llega a Dúrcal por el sur y a Sierra Arana por el este. Algunas de estas fallas llegan al borde occidental de Sierra Nevada, donde se sitúa el segundo sector. El macizo granadino es un gran anticlinal cortado en ese borde muy bruscamente por numerosas fallas que, a lo largo del tiempo, han producido desplazamientos en la vertical. El tercero se encuentra en el borde sur de la cuenca de Granada en su límite con las sierras de Tejeda y Almijara, lugar donde se produjo el terremoto de Alhama de Granada-Arenas del Rey (1884). El cuarto sector se encuentra en la cuenca de Guadix-Baza, donde se sitúa la Falla de Baza, que se está moviendo desde, al menos, los últimos 8-10 millones de años y que sigue activa.

A pesar de las numerosas investigaciones que se realizan desde tiempo atrás sobre estos fenómenos naturales, los terremotos no se pueden predecir. Para el profesor Sanz de Galdeano “la mayor aportación que podemos hacer los científicos es tener un mejor conocimiento de qué fallas hay, qué terremotos tienen ligados, cómo se mueven. A partir de estos datos se elaboran mapas al respecto. Esto sirve para una mayor prevención, que es la mejor arma ante los terremotos”. Y añade- “para evitar daños de gravedad, hay que contar con una buena construcción, conocer si una zona tiene determinados tipos de rocas y suelos y si está en una zona sísmica y qué grado de riesgo entraña, etc . No se pueden controlar todas las causas de los terremotos, lo mejor por ahora es centrarnos en el conocimiento y aplicar la adecuada prevención”.

Fuente: Andalucía Investiga.

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