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miércoles, 16 de febrero de 2011

El mono que huyó hacia el frío


El espeso pelaje del langur chato de China es una ventaja en los gélidos inviernos con temperaturas bajo cero. Su peculiar cara también podría serlo.

Por Jennifer S. Holland
Fotografías de Cyril Ruoso


En lo alto de los montes Qinling, en el centro de China, un ágil primate con una cara peculiar ha conquistado un entorno despiadado. El langur chato dorado es una de cinco especies emparentadas, vestigio de una población en otra época muy extendida cuya área de distribución se vio reducida a causa del cambio climático tras la última glaciación. Los grupos supervivientes, organizados en bandas territoriales de hasta 400 individuos, están sufriendo la presión de la tala, de los asentamientos humanos y de los cazadores, que los buscan por su carne, sus huesos de supuestas propiedades medicinales y su denso pelaje. Muchos han tenido que refugiarse en las cotas más altas, donde saltan de rama en rama, atraviesan ríos helados y resisten los largos inviernos a casi 3.000 metros de altitud, protegidos por sus codiciadas pieles.

Fuente: National Geographic.

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