Descubiertos seis planetas extrasolares que orbitan su estrella en sentido opuesto al de rotación de ésta
Los planetas se forman a partir de un disco de gas y polvo que gira alrededor de una estrella en su mismo sentido de rotación; esa materia acaba formando cuerpos planetarios que, lógicamente, siguen dando vueltas al astro en el mismo sentido que el disco inicial. Así, al menos, es nuestro Sistema Solar. Pero se acaba de anunciar un descubrimiento que cuestiona en gran medida esta teoría: seis planetas en órbita de estrellas diferentes al Sol giran en sentido opuesto a la rotación de su astro central. "Estamos tirando una auténtica bomba en el campo de los exoplanetas", dice Amaury Triaud, un joven científico del Observatorio de Ginebra autor de esta investigación junto con prestigiosos astrónomos. "Los nuevos resultados suponen todo un reto a la idea convencional de que los planetas deben siempre orbitar en el mismo sentido de rotación de la estrella", añade su colega Andrew Cameron. Estos investigadores han lanzado su "auténtica bomba", su descubrimiento, en la Reunión Nacional de Astronomía de la Royal Society británica, que se celebra esta semana en Glasgow (Reino Unido).
Desde que, hace casi 15 años, los astrónomos Michel Mayor y Didier Queloz (Universidad de Ginebra) descubrieron el primer planeta en órbita de una estrella distinta del Sol, la cuenta de esos cuerpos aumenta constantemente (452, a fecha de hoy), salpicada a menudo por hallazgos inesperados. Queloz, que en 1995 era un joven colaborador de Mayor, ahora es uno de los líderes de la investigación que ha dado con los seis peculiares planetas.
La mayoría de los exoplanetas (incluido el primero) se descubren no porque se vea, sino porque su influencia gravitacional provoca un ligero bamboleo de la estrella, desvelando así la presencia de un cuerpo a su alrededor. En algunos casos el planeta se cruza por delante del astro -en la línea de visión desde la Tierra- y produce una ligera atenuación de la luz, lo que desvela su presencia. Es lo que se llama un tránsito.
Queloz, Triaud y los demás astrónomos del equipo han presentado ahora el descubrimiento de nueve nuevos jupiterinos, es decir, planetas de masa igual o superior a nuestro planeta gigante pero que orbitan mucho más cerca de su estrella que Júpiter alrededor del Sol. La auténtica sorpresa es que, al comparar sus datos con observaciones previas de exoplanetas por la técnica de tránsito, han descubierto esos seis -de una muestra de 27- que giran en el sentido equivocado.
Los jupiterinos, según la teoría más extendida, se deben formar a partir de una mezcla de roca y partículas de hielo de la zona externa del disco protoplanetario, es decir, lejos de la estrella, y luego migran hacia sus proximidades, explica el Observatorio Europeo Austral (ESO). Las interacciones gravitacionales del jupiterino con el disco de polvo serían responsables de esta migración en un proceso que duraría unos pocos millones de años, y siempre acabaría girando alrededor del astro en el mismo sentido de rotación de éste. En el proceso también se formarían planetas más pequeños, rocosos, del tipo de la Tierra.
Ahora, para encajar el hallazgo de los seis exoplanetas de anómalo comportamiento orbital, los científicos tienen que dar con una teoría diferente. La nueva idea propuesta es que en el proceso de migración hacia el centro del sistema planetario, los jupiterinos sufrirían la influencia gravitacional de otras estrellas lejanas o incluso otros cuerpos planetarios en un proceso que duraría cientos de millones de años. Queloz explica que este proceso podría tener un efecto secundario: la expulsión del sistema de cualquier planeta rocoso menor tipo Tierra.
En esta investigación, los astrónomos han utilizado varios telescopios situados tanto en el hemisferio Sur como en el Norte, incluidos algunos del observatorio del ESO en La Silla (Chile) y los del Grupo Isaac Newton y el NOT en La Palma. Ante todo, ha demostrado su eficacia el consorcio de telescopios WASP, con observatorios robotizados que están constantemente rastreando el cielo en busca de tránsitos (atenuación de la luz de las estrellas) que desvelen la presencia de exoplanetas.
Fuente: El País.
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