LA CIENCIA SE COMPONE DE ERRORES, QUE A SU VEZ SON LOS PASOS HACIA LA VERDAD (JULIO VERNE).
martes, 30 de noviembre de 2010
Talleres de Campo, Jardín Botánico de Córdoba
Una nueva iniciativa del IMGEMA se pone en marcha a partir del 19 y 20 de noviembre.
Programa de Talleres, que pretenden contribuir a la construcción de un modelo de sociedad sostenible, siendo la educacion ambiental una herramienta fundamental para ello. Se trata de 8 talleres repartidos temporalmente entre noviembre y junio, que consistirán en una charla teórica los viernes por la tarde, y una salida al campo los sábados por la mañana, para llevar a la práctica lo aprendido. El precio es de 10 euros. Para más informacion acerca de calendario de talleres, inscripciones y consideraciones específicas, consulta el siguiente enlace, o llama al teléfono 957 20 00 18 Ext. 55.
Fuente: Jardín Botánico de Córdoba.
Los físicos crean un superfotón
Unos físicos de la Universidad de Bonn han logrado hacer en su laboratorio algo que hace poco se consideraba imposible: un superfotón, una fuente de luz completamente nueva. Con este descubrimiento se abre potencialmente la vía a la fabricación de láseres ultravioleta y de rayos X, con una aplicación industrial interesante en la producción de chips más potentes que los actuales, con circuitos integrados mucho más complejos en el mismo soporte de silicio. Además, el logro en sí mismo de esta nueva forma de luz, basado en minuciosos experimentos, es interesante desde el punto de vista de la física fundamental. El superfotón es un nuevo estado de la materia, denominado condensado Bose-Einstein (BEC, en sus siglas inglesas), que hasta ahora se había logrado con diferentes átomos, pero nunca con las partículas de la luz, los fotones.
Un BEC es una concentración de átomos o partículas en un espacio tan compacto, a temperaturas ultrabajas, que éstos resultan indistinguibles, pierden su identidad, formando una especie de superátomo o superpartícula. Es un estado cuántico de alta densidad. La idea se remonta a Satyendra Nath Bose y Albert Einstein, en los años 1924-25, pero no se logró producir el primer condensado de este tipo hasta 1995. Seis años después recibieron el Premio Nobel de Física por ello Eric A. Cornell, Wolfgang Ketterle y Carl E. Wieman.
Sin embargo, aunque en principio sería posible, no se había logrado hasta ahora un BEC de fotones sencillamente porque las partículas de la luz, cuando se enfrían a la temperatura requerida, desaparecen. Hasta hace poco parecía imposible enfriar la luz y al mismo tiempo concentrarla, como haría falta para producir un superfotón de este tipo, explican los expertos de la Universidad de Bonn. Jan Klärs, Julian Schmitt y Frank Vewinger y Martin Weitz lo han logrado ahora y explican cómo en la revista Nature. Su truco hace que los fotones, que no tienen masa,se comporten como si fueran partículas con masa.
Este condensado Bose-Einstein fotónico tiene características similares a los láseres pero con una ventaja decisiva: "Hasta ahora no somos capaces de hacer láseres que generen luz de una longitud de onda muy pequeña, es decir, de luz ultravioleta o rayos X, mientras que con el condensado fotónico sería posible", explica Klärs. Aquí entra la potencial aplicación de diseñar nuevos chips, porque en la industria electrónica se usa el láser para grabar los circuitos en el soporte de material semiconductor, pero hacerlo con haces de luz de longitud de onda grande es como pintar con un rotulador de punta gruesa, mientras que un láser ultravioleta o rayos X sería como un rotulador de punta finísima. Así se podrían fabricar chips con más circuitos y mucho más complejos en la misma superficie de silicio, con lo que llegaría "una nueva generación de chips de alto rendimiento y, por tanto, ordenadores más potentes". Los investigadores alemanes apuntan también otras aplicaciones posibles de su superfotón, por ejemplo en la industria fotovoltaica.
En los experimentos, han montado dos espejos altamente reflectantes entre los cuales rebotan los haces de luz, con un pigmento disuelto en medio con cuyas moléculas chocan los fotones. "Durante el proceso, los fotones asumen la temperatura del fluido", apunta Weitz. Aumentan la cantidad de fotones entre los espejos excitando el pigmento con un láser y así logran concentrar las partículas de luz enfriadas harta el punto de que se condensan formando el Condensado Bose-Eintein fotónico o superfotón.
Fuente: El País.
La Huella Ecológica del Hombre (2)
Imaginemos que tenemos delante todo lo que hemos consumido a lo largo de la vida. La cantidad de desperdicios generada por este consumo es brutal. El documental "La huella ecológica del hombre" analiza nuestro consumo en el mundo desarrollado, desde que nacemos hasta que llegamos a la tercera edad, mediante una ilustración visual del impacto que supone cada persona sobre el resto de la población y sobre el planeta.
Las cifras son apabullantes: a lo largo de su vida, una persona consume una media de 7.550 litros de leche, toma 7.163 baños, en los que puede consumir casi un millón de litros de agua, y tiene 104.390 sueños.
Cada uno de nosotros enviará 40 toneladas de basura a los vertederos, se beberá 74.802 tazas de té, ingerirá 30.000 pastillas y medicamentos, y se comerá tantas alubias como para llenar una bañera. En nuestra vida caminaremos 24.887 kilómetros y recorreremos 728.489 en coche, distancia equivalente a ir y volver a la Luna, y harán falta 24 árboles para fabricar todos los libros y periódicos que cada uno de nosotros va a leer.
"La huella ecológica del hombre" apila todo el pan que una persona consume a lo largo de su vida y prende fuego al metano que emite. Todo, para crear una visualización única y convincente de la huella que dejamos en el mundo...
Fuente: National Geographic.
Nature Podcast, 25 November 2010
Each week Nature publishes a free audio show. It's hosted by Kerri Smith, Geoff Brumfiel and Geoff Marsh, and features reporters Charlotte Stoddart and Natasha Gilbert. Every show features highlighted content from the week's edition of Nature including interviews with the people behind the science, and in-depth commentary and analysis from journalists covering science around the world.
Fuente: Nature.
Trees of Life
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Can forests save the Earth from greenhouse gases?
Adrien Finzi's stately research subjects are uncomplaining as he and his team thread their way through the group, measuring girth, tracking fluids, and extracting samples for unsparing scrutiny. Call it Finzi’s Forest. As they inch skyward, these 65-to-80-foot-tall stands of loblolly pine are serving a greater good: nurturing the air with oxygen. And as the scientists who study them know well, trees do talk. According to Finzi, a College of Arts & Sciences associate professor of biology, over the last 14 years in circular plots called rings, deep in North Carolina’s Duke Forest, these pines have spoken volumes about the future of a planet under siege from carbon emissions and the extent to which forests can help rescue it.
The longest-running study of its kind, FACTS-1 (Forest Atmosphere Carbon Transfer and Storage) employs a sprawling labyrinth of pipes, steel grids, and towers to blast trees with carbon dioxide to determine how the elevated levels of the compound affect the forest over the long term. As in any rigorous study, some of the trees are part of a control group that is monitored, prodded, and blasted with nothing but placebo—the ambient air.
Crucial to the global carbon cycle, forests absorb carbon dioxide during photosynthesis, and that process is the most potent of all the natural ways carbon is removed from the atmosphere and stored on land, Finzi says. While this process absorbs nearly 30 percent of the 10 billion metric tons of carbon dioxide emissions released each year through fossil fuel combustion, he says, the carbon that remains in the atmosphere intensifies the greenhouse effect, the major culprit in global warming.
As the world’s climate is growing increasingly deranged by greenhouse gases—especially carbon dioxide—the refrain from many nonscientific corners is “plant more forests.” But Finzi has found that conventional wisdom needs rethinking.
At first glance, the FACTS site looks like a cinematic version of mischief by colonizers from outer space. Unfolding among a network of gravel roads in the U.S. Department of Energy’s Brookhaven National Laboratory woodland outpost at Duke University, the field study demands gritty legwork in all seasons. Finzi loves the place. A tall, buoyant prodigy who earned an assistant professorship at 29, he has presided for eight years over the $50 million study, two-thirds of which is funded by the DOE, with the rest underwritten by the National Science Foundation and the U.S. Department of Agriculture.
Like An Erector Set
On a sweltering July morning, doused in bug repellent and with pants tucked into socks to discourage chiggers, Finzi and his research assistants tend to the experimental plots, which will soon be torn down as the study ends. Over the course of the study, the team has monitored the trees in ways macro and micro, from their roots to the forest canopy, from photosynthesis at the cellular level to the shedding of leaves and limbs—all of it in hopes of answering the question, can we rely on forests to reverse the effects of pollution?
Spread over 7,086 acres across a former pine plantation in Alamance, Durham, and Orange counties, Duke Forest has served science and education for 30 years. At the Brookhaven site, a gleaming tank of liquid carbon dioxide sits beside a gravel road.
Finzi explains that the liquid warms as it moves along a house-sized pipe grid beside the tank, then vaporizes as it shoots through a network of pipes fanning out along the forest floor to each of the nine test sites, 90 feet in diameter. There the gas pours out of holes the size of a quarter in a series of pipes that soar up to the crown of the clustered pines they encircle.
Completing this eerie—and noisy—setup is a faintly wobbly tower that looks like an Erector set at each plot’s center, which researchers can scale to have a look at the experimental plots and beyond the treetops to the hills of Durham and Chapel Hill.
“In the beginning the carbon dioxide was pumped around the clock,” Finzi says. “That got too expensive, so now it’s pumped into the forest from just before dawn to after dusk, which costs a million dollars a year.”
Over the years, as the young forest grew, so did the amount of carbon dioxide required. Planted in 1984, the forest now has a hardwood “understory,” Finzi says as he leads the way deeper into the oak-studded piney woods along a narrow path that hugs the carbon dioxide pipe. Along the way are junctures with signs pointing toward the numbered rings, and the steel of the experiment’s infrastructure reflects sunlight through the trees. Wildlife—mostly deer—are unperturbed, and their browsing, which doesn’t discriminate between carbon dioxide–fed rings or control rings, is one of many wild cards in this unwieldy project.
“The carbon dioxide gets blown around, so the effect is very realistic,” Finzi says. Today’s destination is Ring 9, the oldest, where his team is gathering data and injecting soil at the test sites with “heavy” nitrogen isotope—with an atomic weight of 15 rather than the usual, ubiquitous 14—that can be traced later in the lab. “This is an island of carbon dioxide,” he says, adding that the environmental impact of the experiment itself is negligible, “less than chump change. It gets diluted so quickly. The knowledge we gain is far more than the environmental cost. It’s really important, what we’re measuring here.”
After nearly a decade and a half of activity, the rings look both festive and clinical, part pagan carnival, part intensive care unit. The trees themselves are belted and swathed in strips of silvery space blanket material, secured with bungee cords and dripping computer cables that crawl down the bark like kudzu. Here and there, immense Coleman coolers keep data recorders dry in all weather. Nothing is as whimsical as it appears; every flourish is in the service of science. “Some of this is standard for tree and soil studies, and some was designed by Adrien and built in the basement,” says John Drake, a BU postdoctoral fellow and research associate. Drake and Joy Cookingham, Finzi’s longtime assistant, know these rings like they know their reflections in the mirror.
As he uncaps a pipe poking from the forest floor, Finzi explains that the pipe is a window to the roots.
“Root growth is really hard to measure, so we do it visually, by inserting micro cameras,” he says. Both corrals and laundry baskets cradle debris, from seeds and leaves to “coarse wooden debris,” more commonly known as sticks, that will be carted back to the lab, weighed, and analyzed. The steel bands, called dendrometers, encircling every one of the thousands of trees studied here are calibrated to measure growth; like the waistband of stretch pants, a small length of spring allows them to expand with the tree trunk. And the space blankets stabilize the temperature of sap flow meters, also called water sensors, which measure photosynthesis, information stored in the data loggers and transferred to laptops by Finzi’s crew of assistants, graduate students, and postdoctoral fellows.
“The water sensors measure the rate of water movement in the tree’s stomata, which open during photosynthesis,” says Finzi. “The higher the rate of water movement—measured with heat readings, hence the added insulation—the more photosynthesis.”
Fertilizer Effect
Initially, pumping more carbon dioxide into their environment made the trees convert carbon to sugars and woody cellulose more efficiently, supporting the view—one Finzi finds overly simplistic—that forests naturally compensate for increased carbon levels in the atmosphere.
“Initially the carbon dioxide works as a fertilizer, stimulating growth 20 to 30 percent,” says Finzi. But longer-term experiments have shown that the effect levels off.
At FACTS-2, at Oak Ridge National Laboratory in Tennessee, another DOE facility, the fertilizer effect dropped way back after six years. And at Duke the fertilizer effect has made the trees grow quicker, so the overall benefit decreases; it isn’t continuous, Finzi says.
“Watch out for wolf spiders,” he calls to a straggler as he trots up the seemingly perilous wobbly stairs to the forest canopy. From his perch 125 feet above the forest floor, Finzi puts the study into perspective. The site served him and his team far better than expected. Animals moved in and out of it freely, and the infrastructure didn’t succumb to weather; a Category 3 storm plowed right through it and all the grids and towers held.
One of the most productive of a global network of carbon dioxide evaluation sites, research here spawned 250 scientific publications. And as scientists around the world look to projects like these to assess and head off global warming, results so far point to just one conclusion: carbon dioxide can stimulate productivity of some forests, but not all.
“The conclusion of the study is bittersweet,” says Finzi.
“Our research shows that we can’t expect forests to soak up all the carbon dioxide, and different forests soak up different amounts,” he says. “The research here is very useful for climate models of global warming. And it shows that early predictions of climate models were very overly generous. Planting more forests can’t absorb all the impact of fossil fuels and rampant deforestation.”
Although the FACTS project leaves a trove of data that will be analyzed for years to come, Finzi is certain of one thing even before the first ring is harvested: “Simply planting more trees is not the solution.”
Fuente: Boston University.
lunes, 29 de noviembre de 2010
Pequeños soles en la Tierra (Redes 73)
Los combustibles fósiles se agotarán en apenas un siglo y no nos conviene dejar que sigan liberando gases de efecto invernadero a la atmósfera durante más años. La humanidad se ve obligada ya a buscar y a hacer rentables otras formas de energía. Las más nueva y prometedora es la energía de fusión, la energía de las estrellas, la misma que produce el Sol y que alimenta la vida que conocemos.
Hoy, en Redes, el físico Steven Cowley, del Culham Centre for Fussion Energy de Reino Unido, nos pondrá al día de los avances en la carrera por conseguir reproducir en la Tierra la energía de las estrellas, que llegará a ser virtualmente inagotable, segura, sin emisiones de carbono a la atmósfera ni residuos radiactivos de larga duración. Esperamos que este duro reto sea pronto una realidad.
Fuente: Redes para la Ciencia.
Japón, biodiversidad marina
Las aguas costeras varían de gélidas a templadas y tropicales. Pero la vida marina es extraordinaria en todas ellas.
Por Juli Berwald
Fotografías de Brian Skerry
Los rayos de sol se cuelan por las grietas del hielo. Los trozos más gruesos, enjoyados por las algas, resplandecen con un brillo esmeralda. Los personajes de este reino helado salen a escena: un translúcido caracol nadador azul, un pez rosa cuya cola se asemeja al abanico de una geisha, un escorpeniforme que parece un Pokémon. Es el mundo submarino que aguarda a Brian Skerry, quien camina pesadamente por la playa cercana a Rausu, un pueblo de pescadores del extremo nororiental de Japón. Enfundado en un traje de neopreno y cámara en mano, se zambulle entre los témpanos hacia las profundidades del mar de Ojotsk, junto a la península de Shiretoko.
Mucha gente cree que Japón es un grupo compacto de islas grandes, pero en realidad se extiende sobre un área de más de 2.400 kilómetros e incluye más de 5.000 islas. En su alternancia con el mar a través de distancias tan vastas, la tierra abarca al menos tres ecosistemas diferentes. En el frío norte, pigargos gigantes de dos metros de envergadura alar y centollos de Alaska frecuentan los mares helados de la remota península de Shiretoko. En las templadas aguas centrales de la península de Izu y la bahía de Toyama, a pocas horas por carretera de los rascacielos de Tokyo, enjambres de calamares centelleantes nadan entre bosques de corales blandos. En el cálido sur, delicados peces mariposa conviven con enormes tiburones toro en los arrecifes coralinos del archipiélago de las Bonin, un conjunto de más de 30 islas a unos 800 kilómetros al sur de Tokyo.
Las corrientes oceánicas, que bañan las costas japonesas con aguas que van de -1 a 30 ºC, son esenciales para la diversidad marina y son la causa de que el país ostente dos récords mundiales: la poderosa Kuroshio transporta agua cálida hacia el norte, lo que hace posible que los arrecifes coralinos prosperen donde en condiciones normales no existirían; y la corriente oriental de Sajalín lleva agua fría a Japón, lo que contribuye a que la península de Shiretoko sea el punto más meridional donde el mar se congela en invierno.
Además de controlar la temperatura del agua, estas corrientes transportan vida marina desde puntos distantes. La volcánica costa de Japón se caracteriza por la abundancia de calas y bahías, explica Robert van Woesik, profesor del Instituto de Tecnología de Florida. En las islas rodeadas por arrecifes coralinos, las lagunas «funcionan como guantes de béisbol, donde quedan atrapadas las larvas de corales y de peces».
Como en gran parte de los océanos del mundo, esos ecosistemas corren peligro. Japón está rellenando sus lagunas para ganar tierra al mar. Sin lagunas, las larvas de peces, corales y cangrejos pasan de largo, en lugar de asentarse en ellas. Pero de momento la biodiversidad oceánica sigue prosperando. Cuando Brian Skerry sale de las frías aguas, agradece que haya una casa de té junto a la playa. Se quita el equipo y entra en calor con una sopa de miso. Fuera está nevando. Mientras, el escorpeniforme sigue nadando, y el hielo brilla bajo el mar con un brillo verdoso.
Fuente: National Geographic
viernes, 26 de noviembre de 2010
El chorro de una estrella en formación es similar al de un agujero negro
Astrónomos españoles y mexicanos miden por primera vez la radiación sincrotrón
Existe una conexión entre objetos celestes tan dispares como un agujero negro y una protoestrella, un púlsar o una enana marrón, que tienen en común la eyección de chorros de materia a muy alta velocidad. Un estudio de astrónomos españoles y mexicanos indica que se rigen por un mecanismo común gobernado por el campo magnético.
"Encontramos que las características del campo magnético en el chorro supersónico de una protoestrella que hemos investigado mimetiza el comportamiento que se encuentra en los chorros de los agujeros negros", explica José María Torrelles (Universidad de Barcelona). El campo magnético está orientado en ambos casos paralelamente a la dirección de los chorros.
Es un hallazgo pionero, ya que se trata del primer chorro magnetizado detectado en una estrella en formación, por lo que se publica en l a revisa Science. "Este resultado abre una nueva vía para estudiar el campo magnético, el parámetro más desconocido en el proceso de formación estelar", señala Carlos Carrasco, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC que encabeza el estudio.
"Este resultado, la primera vez que se observa en una protoestrella, apunta a un origen común para todos los chorros cósmicos", añade Torrelles. "Una de las cosas que más nos han llamado la atención, por su belleza física, es encontrar comportamientos tan parecidos en objetos con masas tan distintas: unas 10 veces veces la masa del Sol en la protoestrella investigada y millones de veces la masa del Sol en los agujeros negros de los núcleos activos de galaxias".
El equipo investigador ha conseguido medir la distribución e intensidad del campo magnético en el chorro de materia denominado HH 80?81, eyectado por IRAS 18162 2048, una estrella en formación situada a 5.500 años luz de la Tierra. Para ello han observado la radiación sincrotrón, producida por electrones que viajan a velocidades próximas a la de la luz en presencia de un campo magnético, aplicando el mismo método que se usa para estudiar los chorros eyectados por agujeros negros en núcleos activos de galaxias, informa el CSIC.
Se trata de un método innovador en el campo de la formación estelar, ya que hasta ahora se creía que los chorros de materia expulsados por las estrellas en formación, a pesar de alcanzar velocidades entre 200 y 1.000 kilómetros por segundo, eran demasiado lentos para acelerar electrones a velocidades próximas a la de la luz y, por lo tanto, para producir radiación sincrotrón.
Este modelo requiere que exista acreción de materia desde un disco a un objeto central. Es un esquema que comparten los núcleos activos de galaxias, donde el objeto central es un agujero negro supermasivo, y las estrellas en formación, donde el embrión estelar se halla rodeado por un disco gaseoso (precursor de un sistema planetario), por medio del cual se incorpora nuevo material a la estrella. Parte del material del disco, en lugar de caer hacia la estrella central, se expulsa formando unos chorros, cuya estructura viene definida por las líneas de campo magnético. Debido a la rotación del sistema, las líneas de campo magnético se enrollan, formando una estructura helicoidal que acelera el material de los chorros y produce su colimación (o el estrechamiento del haz de partículas).
Fuente: El País.
Los Andes explican la riqueza de vida en la Amazonia
La mayor biodiversidad del mundo la originó la geología hace millones de años
La Amazonia es la región más rica en biodiversidad del planeta y la latitud tropical en la que está situada no es la única explicación de la riqueza de este ecosistema, como están mostrando en los últimos años las investigaciones en la zona. La clave está en los Andes, cuya lenta elevación creó durante millones de años el escenario ecológico para un aumento espectacular de especies que no es ni mucho menos reciente.
Existen muchas teorías científicas sobre el origen y la complejidad de la biodiversidad actual en la región amazónica, recuerda la Academia de Ciencias Naturales de Estados Unidos, con motivo del artículo de revisión del conocimiento sobre el tema que publicó recientemente la revista Science. A pesar de que se sospechaba de la influencia de los Andes sobre la composición de la selva tropical, cómo y cuándo se produjo no estaba claro. El límite norte de la Amazonia lo forma el Escudo Guayanés, un macizo montañoso mucho más antiguo que los Andes pero que alberga menos biodiversidad.
Los diversos estudios recientes de geología y paleontología, pero también de ecología y filogenia molecular, proporcionan un retrato de los animales y plantas históricos y de los procesos geológicos a lo largo de los últimos 65 millones de años. Los Andes emergieron debido al movimiento de las placas tectónicas en el Pacífico y la formación del océano Atlántico. Al elevarse por encima de los 2.000 metros afectaron más que antes al clima de la región, lo que a su vez cambió la forma en que se evacuaba el agua y creó un espeso sustrato de sedimentos en la enorme cuenca vecina de más de un millón de kilómetros cuadrados.
El proceso se produjo durante los últimos 23 millones de años, en diversos episodios. Uno de los más espectaculares e importantes fue cuando la gran marisma existente se secó hace unos 10 millones de años, lo que permitió su colonización por nuevos animales y plantas. En el ambiente acuático anterior se habían desarrollado reptiles ahora extintos, como el Purussaurus, el mayor caimán conocido, que llegó a medir 12 metros de longitud.
El río Amazonas en su curso actual se remonta a unos siete millones de años. Lo explican los autores de la revisión, liderados por Carina Hoorn (Universidad de Amsterdam), en la que participan también especialistas del Real Jardín Botánico (CSIC).
Hasta los años noventa del siglo pasado se aceptaba que la biodiversidad moderna en la Amazonia procedía de los restos de bosques del Pleistoceno (hace menos de dos millones de años), llamados refugios. Los datos del registro fósil y los estudios moleculares hicieron abandonar esa hipótesis y buscar un origen más antiguo para la diversidad amazónica. Ahora se acepta que el proceso ha sido largo y complejo.
Parte de esa complejidad reside en la influencia de los suelos. Los datos indican que la mayor biodiversidad de vida terrestre y anfibia, así como la mayor productividad de la selva se da en la Amazonia occidental, cuyos suelos son mucho más ricos y diversos que los de la zona oriental. "Eso indica que la composición geológica, la diversidad y la productividad del ecosistema están interrelacionadas", señalan los autores, que también indican: "Parece paradójico que el antiguo cratón del Amazonas, que tuvo la oportunidad de acumular taxones [denominaciones de grupos de especies] durante mucho más tiempo que las zonas más jóvenes de la Amazonia occidental, tenga menos especies, géneros y familias", añaden.
Igual de paradójico puede parecer, ahora que amenaza el cambio climático, que un aumento de la temperatura en una zona tropical propicie su colonización por nuevas especies -el aumento de su biodiversidad-, en vez de perjudicar este proceso. Es lo que han comprobado investigadores de la Smithsonian Institution cuando estudiaron lo que pasó en los bosques tropicales de Colombia y Venezuela hace 56 millones de años, durante una época de calentamiento que duró 10.000 años. Luego el clima se estabilizó durante los 200.000 años siguientes. Entonces las temperaturas eran entre tres y cinco grados superiores a las actuales y el nivel de dióxido de carbono más del doble del actual.
El estudio de los granos de polen fósil muestra que la diversidad forestal aumentó rápidamente: nuevas especies de plantas evolucionaron mucho más rápidamente de lo que se extinguían otras. "Es llamativo que exista tanta preocupación por los efectos de las condiciones de invernadero sobre los bosques tropicales", dice Klaus Winter, uno de los autores del estudio, publicado igualmente en Science. "Sin embargo, estos escenarios que dan miedo probablemente tengan validez si el aumento de las temperaturas conduce a sequías más frecuentes o más graves", matiza.
Mientras tanto, en la Amazonia cada día se han descubierto tres especies nuevas de 1999 a 2009, informa el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), lo que indica que no se exagera su riqueza biológica. Dado los diversos peligros que las amenazan, muchas puede que no se conozcan nunca.
Fuente: El País.
La huella ecológica del hombre (1)
Imaginemos que tenemos delante todo lo que hemos consumido a lo largo de la vida. La cantidad de desperdicios generada por este consumo es brutal. El documental "La huella ecológica del hombre" analiza nuestro consumo en el mundo desarrollado, desde que nacemos hasta que llegamos a la tercera edad, mediante una ilustración visual del impacto que supone cada persona sobre el resto de la población y sobre el planeta.
Las cifras son apabullantes: a lo largo de su vida, una persona consume una media de 7.550 litros de leche, toma 7.163 baños, en los que puede consumir casi un millón de litros de agua, y tiene 104.390 sueños.
Cada uno de nosotros enviará 40 toneladas de basura a los vertederos, se beberá 74.802 tazas de té, ingerirá 30.000 pastillas y medicamentos, y se comerá tantas alubias como para llenar una bañera. En nuestra vida caminaremos 24.887 kilómetros y recorreremos 728.489 en coche, distancia equivalente a ir y volver a la Luna, y harán falta 24 árboles para fabricar todos los libros y periódicos que cada uno de nosotros va a leer.
"La huella ecológica del hombre" apila todo el pan que una persona consume a lo largo de su vida y prende fuego al metano que emite. Todo, para crear una visualización única y convincente de la huella que dejamos en el mundo..........
XXIV Campaña Micológica organizada por el proyecto Flora Micológica Ibérica
Del 8 al 12 de noviembre se ha celebrado la XXIV Campaña Micológica organizada por el proyecto Flora Micológica Ibérica en la Sierra de la Demanda y los sabinares del Arlanza (Burgos y la Rioja).
El proyecto Flora Micológica Ibérica tiene como objetivo final el estudio, mediante monografías, de los hongos que, de forma espontánea fructifican en la Península Ibérica e Islas Baleares.
Dentro del marco del mismo se vienen realizando Campañas anuales de muestreo, que tienen como función herborizar intensivamente en zonas poco estudiadas, para ampliar el conocimiento de la micobiota y contribuir al enriquecimiento de herbarios de distintas instituciones, así como colaborar en la formación de taxónomos mediante actividades paralelas como sesiones de trabajo de campo, talleres de identificación de especies, conferencias, etc.
En esta ocasión, se ha llevado a cabo en la Sierra de la Demanda y los sabinares del Arlanza, una de las zonas menos conocidas del territorio ibérico, en lo que a hongos se refiere y han participado 18 investigadores, especialistas en diferentes grupos de hongos, procedentes del Real Jardín Botánico, CSIC, de Madrid, del Jardim Botânico de Lisboa y de las Universidades del País Vasco, Tarragona y Vigo.
Los científicos participantes en la XXIV Campaña Micológica opinan que ha sido todo un éxito, pues se han obtenido más de 750 especímenes que ya han empezado a ser estudiados.
Proyecto Flora Micológica Ibérica
Fuente: Real Jardín Botánico de Madrid.
Stem cells and genetic programming : lessons from fundamental research
Female mammals carry two identical sex chromosomes, two X chromosomes, whilst males possess only a single X chromosome.
To avoid the effects of this imbalance, a mechanism is activated in females during embryonic development which ensures the silencing of the genes present on one of the two X chromosomes present in each cell. This mechanism ensures that cells of males and females express equally the genes present on the X chromosome.
The mechanisms responsible for this X-chromosome inactivation are under investigation in the unit of Mouse Molecular Genetics (Institut Pasteur/CNRS URA 2578), headed by Philip Avner. The scientists in this unit have previously identified three factors controlling directly the onset of this process in the embryo. In collaboration with the team of Dr.Ian Chambers at the University of Edinburgh, they have now characterised a further three factors implicated in a complementary second level of regulation.
Interestingly some of these factors have previously been shown to be able to induce adult cells of specialised tissues such as the skin to move towards the undifferentiated or stem cell state. When this ‘deprogrammation’ occurs in female cells it is accompanied by the reactivation of genes on the inactive X chromosome. This suggests that there are common molecular mechanisms between the reactivation of the inactive X and the process of reprogrammation/deprogrammation.
The discovery of scientists from the Institut Pasteur and CNRS by contributing to the identification of these underlying common regulatory mechanisms. underlines the importance of fundamental research for our understanding of the nature of the developmental plasticity of embryonic stem cells, an area of potential major interest for the development of novel therapeutics and public health.
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These works received financial supports from the Agence Nationale de la Recherche Scientifique and the Epigenome European Network of Excellence.
Picture : The inactivated X-chromosom appears in green, via the non-coding ARN Xist, which covers it in the nucleus of each cell of female mammals. © Institut Pasteur
Scientists at the Institute Pasteur and CNRS have identified key regulatory factors controlling one of the critical developmental processes occurring during embryo development : X-inactivation, which ensures the silencing of the genes carried by one of the two X chromosomes present in all cells of female mammals. These regulatory factors are also implicated in maintaining the capacity of embryonic stem cells to give rise to the different tissues which form our organism, such as the skin, liver and brain. And these same regulatory factors are also capable of ‘reprogramming' the genomes of adult cells so that they lose their specialisation and return to the stem cell state. The research published in Nature contributes to our understanding of the fundamentals governing the stem cell state, a knowledge which will be necessary for controlling the differentiation of these cells and developing their use as a base for novel therapeutic stratégies.
Fuente: Instituto Pasteur.
Rare find, Study of genetic disease reveals new path to cell reprogramming
On the left are normal endothelial cells, while those on the right have been reprogrammed into cells nearly identical to adult stem cells, hence the morphological distinctions.
s debilitating as disease can be, sometimes it acts as a teacher.
Researchers at Harvard Medical School and the Harvard School of Dental Medicine have found that by mimicking a rare genetic disorder in a dish they can rewind the internal clock of a mature cell and drive it back into an adult stem-cell stage. This new “stem cell” can then branch out into a variety of differentiated cell types, both in culture and in animal models.
“This certainly has implications for personalized medicine, especially in the area of tissue engineering,” says Bjorn Olsen, the Hersey Professor of Cell Biology at Harvard Medical School and dean of research at the Harvard School of Dental Medicine.
These findings appear online in Nature Medicine on Nov. 21.
Fibrodysplasia Ossificans Progressiva (FOP), which affects fewer than 1,000 people worldwide, is a horrific genetic disease in which acute inflammation causes soft tissue to morph into cartilage and bone. Over the course of a few decades, patients gradually become ossified, as though parts of their body have turned to stone. There is no cure or treatment.
Damian Medici, an instructor of medicine at Harvard Medical School and Beth Israel Deaconess Medical Center, found that, unlike normal skeletal tissue, the pathological cartilage and bone cells from these patients contained biomarkers specific for endothelial cells (cells that line the interior of blood vessels). This finding led him to question whether the cartilage and bone growing in soft tissues of FOP patients had an endothelial origin.
Medici and his colleagues transferred the mutated gene that causes FOP into normal endothelial cells. Unexpectedly, the endothelial cells converted into a cell type nearly identical to what are called mesenchymal stem cells, or adult stem cells that can differentiate into bone, cartilage, muscle, fat, and even nerve cells. (Embryonic stem cells have the potential to become any type of cell, whereas adult stem cells are limited.)
What’s more, through further experiments the researchers found that instead of using the mutated gene to induce the transformation, they could incubate endothelial cells with either one of two specific proteins (growth factors
TGF-beta2 and BMP4) whose cellular interactions mimicked the effects of the mutated gene, providing a more efficient way to reprogram the cells.
Afterward, Medici was able to take these reprogrammed cells and, in both culture dishes and animal models, coax them into developing into a group of related tissue types.
“It’s important to clarify that these new cells are not exactly the same as mesenchymal stem cells from bone marrow,” says Medici. “There are some important differences. However, they appear to have all the potential and plasticity of mesenchymal stem cells.”
“The power of this system is that we are simply repeating and honing a process that occurs in nature,” says Olsen. “In that sense, it’s less artificial than other current methods for reprogramming cells.”
According to study collaborator Frederick Kaplan, Isaac & Rose Nassau Professor of Orthopaedic Molecular Medicine at the University of Pennsylvania School of Medicine and an expert on FOP, “While we want to use this knowledge to stop the renegade bone formation of FOP, these new findings provide the first glimpse of how to recruit and harness the process to build extra bone for those who desperately need it.”
Medici and Olsen echo this sentiment, stating that the most direct application for these findings is the field of tissue engineering and personalized medicine. It is conceivable that transplant patients may one day have some of their own endothelial cells extracted, reprogrammed, and then grown into the desired tissue type for implantation. Host rejection would not be an issue.
The research was funded by the National Institutes of Health.
Fuente:
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Deporte para un cerebro mas sano.
Médicos, investigadores, medios de comunicación… en boca de todos se oyen los beneficios del deporte y el ejercicio regular para conservar el cuerpo en forma, prevenir enfermedades cardiovasculares y sentirse mejor anímicamente. Lo que no suelen añadir es que el ejercicio es también un escudo de protección de nuestro cerebro y un estimulador del aprendizaje y la memoria. Así lo han demostrado neurocientíficos como Fernando Gómez-Pinilla, que nos contará hoy en Redes cómo se benefician nuestras neuronas de la actividad de los músculos.
Fuente: Redes para la Ciencia.
Psoriasis: la disección genómica revela nuevos genes y abre perspectivas para desarrollar nuevos tratamientos
Un estudio publicado por un consorcio internacional, con participación de investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) y del Hospital del Mar, en Barcelona, describe nuevos esfuerzos en el estudio de la psoriasis.
El trabajo, que se publica en la revista Nature Genetics, ha evaluado 600.000 regiones del genoma con el objetivo de determinar la susceptibilidad genética a esta enfermedad.
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel que tiene un origen complejo en el que intervienen factores genéticos y ambientales. Los estudios previos de esta enfermedad han identificado varios de los principales genes responsables, como el complejo mayor de histocompatibilidad (HLA) del sistema inmunológico, y los genes del complejo de desarrollo epidérmico, de la barrera de la piel.
En el trabajo que el Consorcio de Análisis Genético de la Psoriasis (GAP) publica en la revista Nature Genetics, se describe el esfuerzo internacional de varios grupos europeos en el estudio de la psoriasis. En España, el estudio ha sido liderado por Xavier Estivill, coordinador del Programa Genes y Enfermedad del Centro de Regulación Genómica (CRG), en colaboración con Ramón Pujol, del Servicio de Dermatología del Hospital del Mar, ambos en Barcelona.
En la investigación que se publica se ha estudiado a más de 6.000 pacientes con psoriasis y 10.000 sujetos control. El estudio ha evaluado unas 600.000 regiones del genoma para determinar la susceptibilidad genética a esta enfermedad. La investigación confirma las principales asociaciones descritas con anterioridad, además del HLA, y se describen 8 nuevas asociaciones que definen nuevos genes. Varios de estos genes tienen un papel en la inmunología de la enfermedad. El estudio también describe que, entre distintos genes, existe cooperación en la susceptibilidad genética. De este modo, el gen ERAP1, que juega un papel en el procesamiento de los péptidos de clase I del HLA, influye en la susceptibilidad a la enfermedad en los sujetos que tienen la variante genética del gen HLA-C, que se sabe está asociada a la enfermedad.
La investigación que se describe en Nature Genetics muestra de forma muy clara que las alteraciones en la función barrera de la piel y el sistema inmune juegan un papel esencial en el desarrollo de la enfermedad. “Este conocimiento abre nuevas perspectivas para el desarrollo de nuevos tratamientos para esta enfermedad. Los resultados del estudio permiten vislumbrar el empleo de herramientas de diagnóstico para detectar la enfermedad a nivel predictivo", concluye Estivill.
Fuente: Centro de Regulación Genética.
martes, 23 de noviembre de 2010
Heribert Watzke: El cerebro intestinal
¿Sabía que hay neuronas en los intestinos? Unos cien millones de neuronas. El científico en alimentos Heribert Watzke nos habla sobre el "cerebro oculto" en nuestro intestino y las cosas sorprendentes que nos hace sentir.
Heribert Watzke estudia nuestro cerebro y nuestro intestino y trabaja desarrollando nuevos tipos de alimentos que satisfagan nuestro cuerpo y nuestra mente. Actualmente desarrolla su trabajo en el departamento de I+D de la compañía Nestlé.
Alrededor de 150 investigadores del IMIBIC presentan sus lineas de trabajo
Alrededor de 150 investigadores del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) asisten en el Hospital Universitario Reina Sofía a la primera reunión anual que organiza el instituto para presentar las líneas de investigación que se encuentran en activo y los resultados de los estudios que se llevan a cabo en estos momentos.
El encuentro, que se celebra en el salón de actos del complejo sanitario en el marco de la Semana de la Ciencia 2010, persigue el intercambio de información entre los integrantes de los distintos grupos de investigación que forman parte del IMIBIC y la intención de los organizadores es celebrar una reunión de estas características anualmente, en otoño, para dar a conocer los principales avances.
Actualmente, del instituto forman parte más de 350 profesionales, entre los que se incluyen médicos de distintas especialidades, biólogos, farmacéuticos, químicos, psicólogos, físicos y matemáticos que se integran en 27 grupos de investigación, englobados a su vez en cuatro grandes áreas científicas.
Temática
La reunión se prolonga hasta el 18 de noviembre. El programa incluye el desarrollo de cuatro mesas redondas, que moderarán los coordinadores de las distintas áreas del instituto: Rafael Solana (Inmunología, Inflamación, Oncología y Enfermedades Infecciosas), Justo Castaño (Nutrición, Metabolismo y Neuroendocrinología), Inmaculada Herrera (Terapia Celular Regenerativa y Transplante de Órganos) y Rafael Medina (Medicina Integradora y Nuevas Tecnologías).
En la primera mesa redonda se profundizará, entre otras cuestiones, en estudios sobre las nuevas terapias para tratar el cáncer, las infecciones o patologías autoinmunes, inmunosenescencia T y NK e hipercoagulabilidad. Medicina integradora y nuevas tecnologías es el título del segundo encuentro de hoy, con intervenciones relativas a trabajos sobre metabolismo del calcio, epigenética, metabolómica y aplicaciones de la visión artificial.
Por su parte, el catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Granada, Rafael Molina Soriano, imparte una conferencia sobre los procesos de superresolución de imágenes y vídeo que permiten obtener imágenes de alta calidad a partir de otras de baja resolución. Para ello, abordará los principios básicos sobre los que se fundamenta la reconstrucción de imágenes y se mostrarán ejemplos de su utilidad en las Ciencias de la Salud.
En la primera mesa redonda del jueves se expondrán estudios sobre nutrición, metabolismo y neuroendocrinología. Concretamente, se comunicarán resultados de trabajos sobre metabolismo infantil, síndrome de resistencia a la insulina, estrés oxidativo y nutrición y nutrigenómica, entre otros. El director científico del instituto, Francisco Pérez Jiménez, es uno de los investigadores que participa en esta mesa.
La última parte de la reunión consistirá en la presentación de estudios sobre terapia celular, regenerativa y trasplante de órganos, una línea de investigación pionera en el Hospital Reina Sofía que permite el desarrollo de estudios que ponen de manifiesto su potencial en diversas especialidades de la Medicina.
En este sentido, se van a presentar trabajos relacionados con la idoneidad entre donante y receptor de órganos, las consecuencias del periodo de isquemia y rechazo de órganos trasplantados. También se expondrá la línea de investigación del hospital que tiene que ver con el desarrollo de fármacos para tratar patologías asociadas al hueso como la osteoporosis y, por parte de los hematólogos, la que estudia las ventajas de emplear vacunas con células dendríti-cas en el proceso inmunológico de personas con leucemia aguda mieloblástica.
En esta mesa final también se comunicarán los avances fruto del empleo de células madre adulta en el campo de la Cardiología. En este apartado, la hematóloga Inmaculada Herrera y el cardiólogo José Suárez de Lezo darán a conocer los resultados exitosos de aplicar terapia celular en infarto agudo de miocardio, cardiopatía isquémica crónica y miocardiopatía dilatada. Llevan seis años trabajando en esta línea de investigación.
Memoria 2009
El pasado año, los investigadores del IMIBIC publicaron 238 artículos en revistas científicas de alto factor de impacto. El instituto tiene activos en estos momentos un centenar de proyectos de investigación y 39 ensayos clínicos. El Instituto Maimónides se configura como un espacio de investigación multidisciplinar en el que trabajan conjuntamente científicos procedentes del ámbito universitario y sanitario para la mejora de la salud de los ciudadanos y el desarrollo social y económico de la provincia de Córdoba. Para ello, integra la investigación básica, clínica y de salud pública que es orientada a la generación de nuevos productos, servicios o procedimientos para la práctica clínica.
El instituto se crea cuando la Consejería de Salud, la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, la Universidad de Córdoba y la Fundación para la Investigación Biomédica de Córdoba (FIBICO) suscriben en 2008 un convenio para el desarrollo de un centro de estudios científicos centrados en prevención, diagnóstico y tratamiento de problemas de salud prevalentes en Andalucía.
Entre los objetivos del instituto destacan también la orientación a la transferencia y difusión del conocimiento, la formación y la movilidad de las investigaciones con el fin de facilitar el encuentro y la puesta en común de conocimientos, la política activa de búsqueda de financiación y el desarrollo de los proyectos bajo estrictos criterios de calidad y respeto a los principios éticos. Asimismo, el IMIBIC cuenta con un programa científico de carácter transversal que garantiza la implicación en el mismo, y en los proyectos que se generen de él, del mayor número de áreas temáticas, investigadores y grupos.
Fuente: Andalucía Investiga.
domingo, 14 de noviembre de 2010
Electricidad para curar el cerebro
En el interior del cerebro se habla en milivoltios y en cantidad de neurotransmisores, las moléculas que circulan entre neurona y neurona. Por lo tanto, actuar sobre el cerebro para tratar sus trastornos implica usar fármacos o electricidad.
¿Se imaginan poder estimular o atenuar, mediante impulsos eléctricos, la actividad de un grupo de neuronas implicadas en una función concreta? Este es el objetivo de la estimulación cerebral profunda, una técnica que permitirá en el futuro una medicina personalizada para las enfermedades mentales. El neurólogo Andrés Lozano nos cuenta hoy cómo se está aplicando esta tecnología actualmente, cómo surgió y hacia dónde se dirige en el contexto de la neurociencia que viene.
Fuente: Redes para la Ciencia
El árbol genealógico humano (y 10)
Un experimento llevado a cabo en una calle en la ciudad mas cosmopolita del mundo, Nueva York. Empieza en Africa con el amanecer de la humanidad. Viaja a traves de epicas sequias y Eras de Hielo y culmina cuando llegamos a los confines de la Tierra. con el ADN revelaremos como todos estamos conectados por el Arbol Genealogico Humano.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Semana de la Ciencia en Andalucía.
Entre el 8 y el 21 de noviembre se celebra la mayor actividad de divulgación de la ciencia que se organiza de forma simultánea en Europa, la Semana de la Ciencia.
Un año más, Universidades, centros de investigación, institutos, escuelas, museos, parques tecnológicos y empresas organizan exposiciones, cursos, visitas, talleres, mesas redondas, excursiones o conferencias para acercarnos a su quehacer diario, mostrándonos tanto sus aspectos más llamativos como los más desconocidos.
En Andalucía sabemos que nuestro futuro depende directamente del talento, el conocimiento y la capacidad de innovación que logremos desarrollar como sociedad; hemos conseguido sólidos avances, pero necesitamos más. Necesitamos profesionales cualificados, con sólida formación científica y con talante y actitudes innovadoras. Para ello tenemos crear entre todos un entorno en el que sea fácil y atractivo para los jóvenes andaluces interesarse por la ciencia, dedicarse a ella y desarrollar su capacidad de innovación.
La Semana de la Ciencia es precisamente eso: un esfuerzo compartido por acercar y hacer atractiva la ciencia y la innovación a la sociedad, y especialmente a la juventud.
Este evento, de dimensión europea, está organizado en nuestro país por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, y en Andalucía por la Secretaría General de Universidades, Investigación y Tecnología de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia. Este año, la coordinación de la Semana de la Ciencia la realiza la Fundación Descubre (www.cienciadirecta.com), creada el 15 de febrero de 2010 al amparo de la Ley de la Ciencia y el Conocimiento de Andalucía. Descubre se encarga de informar y asesorar a todas las entidades interesadas en organizar actividades, así como de elaborar y difundir la agenda con las actividades que dichas entidades tengan previsto desarrollar en nuestra Andalucía.
En esta web te ofrecemos más de 300 actividades entre las que podrás elegir las que más te interesen, recomendárselas a tu red de amistades o darnos tu opinión sobre ellas. Queremos que sientas la ciencia y que la disfrutes, es la llave de nuestro futuro. Te esperamos.
Francisco Triguero
Secretario General de Universidades, Investigación y Tecnología
martes, 9 de noviembre de 2010
El Árbol Genealógico humano (9)
Un experimento llevado a cabo en una calle en la ciudad mas cosmopolita del mundo, Nueva York. Empieza en Africa con el amanecer de la humanidad. Viaja a traves de epicas sequias y Eras de Hielo y culmina cuando llegamos a los confines de la Tierra. con el ADN revelaremos como todos estamos conectados por el Arbol Genealogico Humano.
Los humanos llevan ocho millones de años de evolución, según un nuevo modelo estadístico
El polémico cráneo de Chad sería posterior a la separación de los chimpancés
La separación entre los humanos y los chimpancés, sus parientes más cercanos, durante la evolución pudo ocurrir mucho antes de lo que sostiene la hipótesis más aceptada por los paleontólogos. Habría sido hace ocho millones de años en vez de hace entre cinco y seis millones de años, según un nuevo modelo estadístico realizado en el Museo Field de Chicago.
En colaboración con matemáticos, antropólogos y biólogos moleculares, el especialista Robert Martin intenta desde hace tiempo integrar la información sobre la evolución derivada del material genético de diversas especies con el registro fósil para conseguir un panorama más completo.
Al comparar el ADN de animales relacionados entre sí se puede llegar a comprender la evolución en el tiempo de los genes comunes, que dan lugar a nuevas y diferentes especies, señala Martin. Sin embargo, esta información molecular no proporciona un calendario que muestre cuándo se produjo la divergencia genética.
Las pruebas fósiles son la única fuente directa de información sobre las especies extinguidas hace mucho tiempo y su evolución, pero existen grandes vacíos en el registro fósil que dificultan la interpretación de esta información. Desde hace una generación, los paleontólogos han estimado que los orígenes humanos están entre hace cinco y seis millones de años, pero la base fósil de esta estimación es muy poco sólida. Si se tienen en cuenta todas las especies de primates actuales, todos los primates fósiles y las pruebas de ADN, los modelos informáticos sugieren una fecha más lejana. El nuevo análisis publicado en la revista Systematic Biology rellena los vacíos estadísticamente, como se hace en otras áreas científicas y económicas. Esta estimación está en consonancia con algunos estudios genéticos de esta década que, sin embargo, sugieren un largo periodo de hibridación entre ancestros humanos y ancestros de chimpancés.
Un ejemplo de datos a interpretar son los que proporciona un cráneo fósil descubierto hace unos años en Chad. Bautizado como Toumaï y como el nombre científico de Sahelanthropus tchadensis, este fósil provocó un gran interés porque tiene muchas características humanas. Sin embargo, como su antigüedad es de unos siete millones de años, su clasificación sigue sin establecerse. Con la nueva estimación, entraría en el periodo posterior a la divergencia entre humanos y chimpancés.
El equipo de Martin ya realizó un trabajo anterior, publicado en Nature en 2002, que sugería que el antepasado común más antiguo de todos los primates actuales vivió hace 85 millones de años, es decir antes de la extinción de los dinosaurios.
El acelerador LHC inicia la fase de colisiones de iones de plomo
El gran acelerador de partículas LHC, tras varios meses en funcionamiento acelerando y provocando colisiones de protones, ha entrado en la fase de iones pesados, (átomos de plomo a los que se arrancan los electrones). Es una transición prevista en los planes de operación de la máquina científica y se ha hecho, sin problemas, en los últimos días. El cuatro de noviembre, informa el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, junto a Ginebra) se extrajo el último haz de protones del LHC y comenzaron los preparativos para la nueva carga. Las primeras colisiones de iones pesados se han producido hoy. "La rapidez de la transición a los iones de plomo es una muestra de la madurez del LHC", ha comentado el director del CERN, Rolf Heuer. "La máquina está funcionando como un reloj a los pocos meses del inicio de la operación rutinaria".
Las colisiones de iones de plomo abre una nueva faceta de investigación en el LHC para explorar la materia tal como sería en el estado de altísima densidad del universo en sus primeros instantes. Uno de los objetivos de esta fase de operación del acelerador es crear pequeñísimas cantidades de materia en ese estado, denominado plasma de gluones y quarks y estudiar su evolución, explica el CERN en un comunicado, esta exploración debe aportar nuevos conocimientos acerca de las llamadas interacciones fuertes, que mantienen unidos los quarks para formar neutrones y protones. Cada ion de pomo contiene 82 protones.
Tres de los grandes detectores (Alice, Atlas y CMS) han empezado a registrar colisiones de iones de plomo. Alice, en concreto es un equipo de 10.000 toneladas diseñado específicamente para explorar estas colsiones de iones pesados. El LHC seguirá funcionando con estos haces hasta el próximo 6 de diciembre cuando se parará el acelerador para hacer ajustes técnicos y se pondrá de nuevo en marcha en febrero.
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