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viernes, 26 de marzo de 2010

El sincrotrón de Barcelona ya alumbra.

Zapatero y Montilla inauguran el Alba.-Los experimentos científicos empezarán en 2011.-Habrá mil investigadores al año

La mayor y más compleja instalación científica construida en España, el sincrotrón Alba, ha dejado de ser un ambicioso proyecto para convertirse en una realidad que ya destaca, con su singular edificio circular, en Cerdanyola del Vallès. Ayer fue inaugurado oficialmente por José Luis Rodríguez Zapatero y por José Montilla _presidentes del Gobierno central y de la Generalitat de Cataluña, respectivamente_, justo cuatro años después de que ellos mismos celebraran el inicio de la construcción en 2006. "Con Alba todo nuestro sistema científico da un salto hacia delante", destacó Zapatero. "En un proyecto como este se dejan atrás páginas y páginas de historia de 'que inventen ellos' o de 'España de espaldas a la ciencia", sentenció. Montilla señaló: "El Alba confirma nuestra apuesta por la investigación como motor de la economía". Acompañaron a los presidentes en la inauguración la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, y Josep Huguet, consejero de Innovación, Universidades y Empresa de la Generalitat.

El sincrotrón de Barcelona ha pasado ya con éxito las pruebas iniciales de los componentes esenciales del sistema de aceleración de electrones que producen finísimos haces de luz de rayos X. Esos haces, debidamente enfocados, permitirán a los científicos descifrar la estructura atómica y molecular de muestras de todo tipo, desde proteínas y virus, hasta dispositivos de microelectrónica y nuevos materiales.

Hasta ahora, los aproximadamente 500 investigadores españoles que utilizan la luz sincrotrón en sus experimentos acuden a laboratorios de otros países o al europeo ESRF (en Grenoble, Francia). Con el Alba se calcula que se multiplicará la comunidad de usuarios, y que ya en la primera fase de explotación serán 1.000 científicos anuales. Todavía tendrán que esperar unos meses, ya que el laboratorio de Barcelona no comenzará su funcionamiento experimental sistemático hasta 2011, una vez concluida toda la fase de puesta a punto.

"El Alba se ha construido con un pequeño retraso, pero sin sobrecoste", resaltó ayer Ramon Pascual, presidente del consorcio Cell de construcción y explotación del sincrotrón. La gran instalación, financiada al 50% por el Gobierno central y la Generalitat, ha supuesto una inversión de 201 millones de euros.

Experimentos de física, de química, de ciencia de materiales, de medicina y biología, de microfabricación, de diseño de fármacos y de metalurgia, por citar solo unos pocos, se benefician de estos rayos X tan especiales de la luz sincrotrón, explicó Pascual. Lamentablemente, señaló, no más del 5% de los usuarios habituales de este tipo de instalación en casi todos los países son empresas.

Existen en el mundo unos 40 laboratorios de luz sincrotrón, casi la mitad en Europa, tres de ellos similares y abiertos casi simultáneamente (el Diamond, británico; el Soleil, francés, y el Alba, español).

El sincrotrón de Barcelona, dentro del edificio principal de 140 metros de diámetro, está formado básicamente por un acelerador lineal de electrones que se inyectan en un segundo propulsor _éste circular_ donde el haz alcanza una energía de tres gigaelectronvoltios (GeV). Esta es la parte que se ha probado ya con éxito. Desde ese segundo acelerador, los electrones entran en el anillo de almacenamiento, de 90 metros de diámetro, en el que se generan haces de rayos X que se dirigen a los diferentes laboratorios donde los científicos los enfocan sobre sus muestras. El anillo de almacenamiento todavía no se ha puesto en funcionamiento, y las primeras pruebas están planeadas para el próximo verano.

El Alba está diseñado para soportar hasta 33 líneas experimentales, pero, de momento, se abrirá con siete, que se están montando ya, explicó el director del Alba, Joan Bordas. Además, se han aprobado otras tres, pero condicionadas a la disponibilidad de fondos. Con una plantilla actual de 140 personas, el sincrotrón tendrá un coste anual de funcionamiento de 16 millones de euros. Pascual comparó ayer esa cantidad con las cifras del fútbol: "Las primas de las tres Copas del Barça rondan los 30 millones de euros; nosotros gastaremos al año la mitad".

Un objetivo importante del proyecto ha sido implicar a las industrias españolas en el desarrollo de los sistemas de alta tecnología. Sin embargo, no todos los componentes, ni mucho menos, se han podido fabricar sin recurrir a empresas extranjeras con experiencia en aceleradores o en el desarrollo de las líneas experimentales de rayos X. Así, si se incluye la construcción de los edificios del Alba, a las empresas españolas se ha adjudicado entre el 60% y el 70% de los contratos. Pero su participación se reduce considerablemente en la construcción de la máquina, aunque destacan las aportaciones españolas en equipos como imanes, sistemas de potencia, soportes mecánicos de precisión y electrónica.

Una sinfonía de electrones

Era costumbre frecuente en el pasado encargar a un compositor una obra para festejar un gran acontecimiento. Así fue como se gestó una de las óperas más populares de la historia, Aida, que Verdi compuso por encargo del Gobierno egipcio para celebrar la inauguración del canal de Suez. La Generalitat y el Ministerio de Ciencia e Innovación han considerado muy importante la inauguración del sincrotón Alba y han echado mano de la antigua costumbre para festejarlo musicalmente y hace dos años y medio encargaron a Joan Guinjoan (Riudoms, Baix Camp, 1931) componer una obra. El resultado es una sinfonía que el 7 de mayo estrenará la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) en el Auditori bajo la dirección de Ernest Martínez Izquierdo.

Guinjoan ya se adentró en el mundo de la ciencia cuando a principios de esta década recibió el encargo de la Residencia de Investigadores del CSIC para escribir una obra para piano inspirándose en el genoma humano. El resultado fue Verbum, estrenada en octubre de 2003 en Barcelona por el pianista Josep Colom. Con el encargo del sincrotrón se resistió al principio. "Pensé que a una cosa tan moderna le iría bien música electrónica y no la que yo escribo, todavía, y hasta que me muera, con lápiz sobre el papel pautado. Pero se empeñaron en que debía ser yo y me puse manos a la obra. Lo único que tuve claro desde el principioel principio es que se trataba de un bonito encargo y debía ser una obra mayor; por ello, elegí componer una sinfonía", cuenta el compositor mostrando los dibujos y apuntes que tomó de las visitas que hizo al edificio en construcción y las explicaciones que recibió de los físicos sobre el funcionamiento del acelerador de electrones.

"No tardé en darme cuenta de que me había metido en un buen lío", rememora Guinjoan con socarronería. "¿Qué podían tener de inspiración los electrones? Al menos el genoma humano es un código de letras, pero lo del sincrotrón, cuanto más me explicaban más complejo me resultaba", cuenta salpicando paradójicamente sus explicaciones con datos sobre el acelerador.

Tras varias semanas hecho un lío, su hijo François le espetó: "A tu edad lo que debes hacer es pasártelo bien componiendo". A partir de ese momento, Joan Guinjoan empezó a disfrutar escribiendo su Sinfonía número 3-sincrotrón Alba, una obra en tres movimientos —Agitato, Calmo y Vivo— cuya duración aproximadamente es de media hora.

El primer movimiento de la sinfonía está inspirado en los electrones, traducidos como "aglomeraciones de sonidos que van y vienen como ráfagas y humanizados con elementos temáticos", relata el compositor. El movimiento central tiene como referente las siete líneas experimentales, donde están los laboratorios vertidos en la partitura como "siete secuencias sonoras diferentes enlazadas por una transición". Y el tercer y último movimiento es descrito por Guinjoan como "una fiesta", en la que se inventa un tema popular que desarrolla. "Quería que la obra terminara en piano, pero mi idea no parecía gustó y como se trata de una fiesta, la partitura finaliza con toda la artillería. Ya no tengo complejos. Pese a mi edad, me vuelvo a sentir como si estuviera empezando, pero con todos los años de vida y experiencia que tengo", puntualiza.


Fuente: El País.

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