La L-carnitina, una sustancia parecida a los aminoácidos que se sintetiza en el hígado, el cerebro y los riñones, podría administrarse como fármaco o como suplemento alimenticio
La hipertensión arterial constitye un problema de salud pública. Para hacerle frente, los medicamentos más utilizados son los antihipertensivos. Estos fármacos ayudan a disminuir la presión arterial, pero también tienen consecuencias perjudiciales, ya que pueden causar alteraciones cardiacas. Un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla, liderado por Carmen María Vázquez Cueto, ha solicitado a la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) la patente del descubrimiento de la L-carnitina como sustancia para la prevención o el tratamiento de alteraciones cardiacas asociadas a la hipertensión arterial.
La finalidad de este descubrimiento es la elaboración de un medicamento o un suplemento nutricional para combatir el proceso inflamatorio cardiaco que va asociado a la hipertensión arterial. “Gracias a estudios financiados por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y por el Fondo de Investigación Sanitaria (Ministerio de Sanidad y Consumo), hemos comprobado que la L-carnitina, por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, protege al corazón del daño cardiaco que se produce en situaciones de hipertensión”, afirma Vázquez Cueto.
El grupo liderado por Carmen Mª Vázquez Cueto ya solicitó una patente en el año 2007 por la demostración de la acción hipotensora de la L-carnitina. Con esta patente se demostraba que la administración de L-carnitina, como coadyuvante al tratamiento de los pacientes hipertensivos, podría ayudar significativamente a reducir la presión arterial de éstos. “Lo que hemos encontrado desde el 2007 hasta ahora es que la L-carnitina, además de tener un efecto hipotensor, protege al corazón del daño cardiaco que va asociado a la hipertensión arterial”, explica Vázquez Cueto. “Los fármacos antihipertensivos bajan la presión arterial. Pero no sólo es importante disminuir la presión arterial, también hay que proteger a la persona de los daños que ejerce esa presión en los órganos diana, como por ejemplo el corazón”, añade.
La invención se realizó usando ratas hipertensas (Spontaneously hypertensive rats, SHR) y normotensas (Wistar-Kyoto rats, WKY) de edades comprendidas entre 20 y 22 semanas. Los resultados demostraron que la administración diaria de una dosis concreta de L-carnitina durante 12 semanas protegía al corazón de la inflamación que acompaña a la hipertensión arterial. “Hemos visto un efecto en ratas que es muy prometedor, pero hay que probarlo en humanos”, apunta Vázquez Cueto.
La prevalencia de hipertensión arterial en España ronda el 35%. A pesar de este dato, sólo el 65% de los pacientes hipertensos está diagnosticado. Con este nuevo descubrimiento, Vázquez Cueto considera que se podría disminuir el número de pacientes con daños cardiacos como consecuencia de esta enfermedad. La investigadora asegura que la L-carnitina se podría administrar en forma de medicamento a dosis farmacológicas o como suplemento alimenticio. “Ya hay alimentos enriquecidos con L-carnitina. Por ejemplo, existe una marca que comercializa galletas para perros enriquecidas con L-carnitina para mejorar su función muscular”, asegura Vázquez Cueto.
Aplicaciones clínicas
La L-carnitina es una sustancia parecida a los aminoácidos que se encuentra en algunos alimentos como la carne, la leche o los huevos. Asimismo, el cuerpo humano también sintetiza L-carnitina en el hígado, en el cerebro y en el riñón. La función principal de esta sustancia es el transporte de ácidos grasos al interior de las mitocondrias para su posterior oxidación y obtención de energía metabólica necesaria para las células.
La L-carnitina se administra como medicamento a pacientes que tienen patologías asociadas a una deficiencia de esta sustancia, como es el caso de numerosas miopatías (deficiencias musculares), enfermedades cardiovasculares y pacientes en diálisis. Además, existen estudios que muestran la utilidad de esta sustancia en otras patologías como la diabetes, las anginas de pecho, las arritmias o la cirrosis.
Fuente: Andalucía Investiga.
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